¡Estos canadienses..! A vueltas con el cannabis

La foto la hice en Sestao el 8 de octubre de 2018.

Ha habido cierta sorpresa, o más bien incomodidad, porque Canadá haya legalizado el uso recreativo de cannabis. «La legalización de la marihuana para uso recreativo ganó este miércoles una batalla importante al conseguir entrar en Canadá», dice un periodista de El País. «Entrar en Canadá»,  como si se hubiera tratado de una invasión. No es el primer país que lo hace. Ahí está la experiencia uruguaya, en marcha desde 2013. Pero, claro, ahora estamos ante la puerta del mundo «desarrollado», según reza el citado titular, o «industrializado», que dice el periódico ABC. Otro día hablamos de «desarrollo». Hoy, al tema.

Una medida, es verdad, con escasos precedentes, aunque cada vez sean más los países, y los estados norteamericanos, que dan pasos para modificar el actual statu quo. Esta tendencia bien podría llevarnos a quienes nos dedicamos profesionalmente a este asunto proceloso de las drogas a mostrar algo de humildad, prudencia, curiosidad, a pedir que se evalúe con seriedad el impacto de estas medidas… En lugar de sacar del armario los disfraces de jinetes del apocalipsis y pontificar de lo lindo vaticinando toda suerte de desgracias.

Creo que hay que reconocer que no es fácil saber cuál será el efecto real de estas nuevas políticas que comienzan a extenderse, desde el punto de vista de la salud pública. Lo que sí sabemos es a qué ha conducido más de un siglo de prohibición y cinco décadas de war on drugs: entre otras cosas, por decir lo menor, no parecen haber sido de gran ayuda a la hora de cumplir los objetivos, bastante naives por otra parte, que hace ahora 20 años se marcó Naciones Unidas en su conocida declaración política de octubre de 1998, en la que se propuso «lograr resultados importantes y mensurables en cuanto a la reducción de la demanda para el año 2008». Otro tanto cabe decir de la declaración aprobada una década después.

¿Continuamos haciendo lo mismo, pero aún con mayor rigor? ¿O vamos abriendo la cerca, observamos con ojos menos saturados de prejuicios las nuevas dinámicas y apostamos por cambios que permitan sacar la reflexión sobre el cannabis de disquisiciones moralizantes? Tengo para mí que la prevención se beneficiaría de situar este asunto de las drogas en un terreno de mayor racionalidad, despojándolo de la emocionalidad que a menudo lo impregna, gracias, en gran medida a los discursos imperantes.

«Los experimentos se hacen en casa y con gaseosa», recordará el partidario de que todo siga igual a pesar de la evidencia. Para experimento, cruel de ganas, el prohibicionismo, por el que a lo mejor algún día hay que pedir responsabilidades a sus valedores.