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(In)cómodamente instalados en el ruido y el desasosiego

En esta «era de la aceleración» se impone la sensación de mantener a duras penas la vertical mientras nos dejamos llevar por un caballo que hace rato que huye desbocado. Un proceso que ayuda a entender tanto malestar y tanta benzodiacepina.

Sobre esta sensación, sus causas, sus manifestaciones y alguna que otra respuesta, recojo a continuación un puñado de citas extractadas del último libro de Pedro Bravo: ¡Silencio! Manifiesto contra el ruido, la inquietud y la prisa, que ponen algunos dedos en unas cuantas llagas y en algún que otro labio.

  1. Algunas de las inquietudes del presente: la omnipresencia de las pantallas, la tiranía del like, la conexión permanente como forma de desconexión de la realidad, la manipulación de la verdad, el tecnooptimismo acrítico, el poder opaco de las grandes corporaciones.
  2. La modernidad hoy es una celebración narcisista en la que el que se puede llegar a sentir trastornado es quien está en silencio tratando de soportar la constante exaltación del yo.
  3. El mundo está diseñado cada vez más para el triunfo de los charlatanes.
  4. El yo orgulloso de serlo existe gracias a la incesante actividad de la red neuronal por defecto, ese Pepito Grillo a través del cual nuestra cabeza nos habla todo el rato poniéndonos siempre en el centro de la narración.
  5. El cerebro humano está diseñado para elaborar relatos y creérselos, es nuestra forma de gestionar la complejidad del universo.
  6. Si somos personas marca, tenemos que crear constantemente contenido para estar en todo momento en las pantallas de no se sabe quién porque el resto también son personas marca que crean constantemente contenido y aquí empieza a haber falta de público para tanto mensaje.
  7. Como nos enferma el estrés, nos enferma el ruido, que es, por cierto, la fuente de estrés más presente en nuestra actual forma de vida.
  8. Distanciarse es verlo todo, incluido a uno mismo, con perspectiva, alejarse de la cacofonía del saber convencional para oír la voz propia. Para eso es necesario aprender a estar solos.
  9. Salir de la cháchara y elegir el silencio y la soledad es un derecho. Optar por estar apartado del ruido nos conecta con los demás porque nos permite observar y escuchar de verdad.
  10. Al ejercitar la atención, nos despojamos de la insensibilidad y la indiferencia y empezamos a reconocer al otro, entendido este pronombre como un todo en el que no solo estamos los humanos, sino también la naturaleza, las cosas, la vida.
  11. Contra el ruido, la inquietud y la prisa, hay que callar, observar, escuchar, hay que parar y calmarse. Contra el ruido, la inquietud y la prisa, silencio.
  12. ¿Y si la auténtica protesta fuese callarse? ¿Y si la verdadera revolución empezase por quedarse quieto? ¿Y si Bartleby tuviera razón y esfumarse fuese la forma de abrazar la vida?