Archivo de la etiqueta: empoderamiento

Diversificando: a propósito de la educación afectivo-sexual

La foto la hice en el Coso Blanco de Castro Urdiales, en julio de 2015.

Invitado por Isabel Casares, ayer dinamicé en el Berritzegune (centro de apoyo al profesorado) de Ortuella una sesión de dos horas sobre educación afectivo-sexual en la escuela. Participaron 14 responsables de co-educación (¿no es este un término ya un poco anacrónico?) de centros escolares de Primaria y Secundaria de la zona. Ni que decir tiene que todas era mujeres.

Dos horas no es mucho tiempo para dedicar a estos menesteres. Apenas permite construir un marco general que oriente el trabajo a desarrollar. Aun así, planteado el encuentro como una conversación dio mucho juego. Porque había ganas de hablar. ¡Vaya si las había!

Suelo comenzar este tipo de procesos preguntando por la primera experiencia recordada que encajaría  en la categoría «educación afectivo-sexual». Lógicamente, las diferencias generacionales son notables. Las personas de más edad hacen referencia al pase de filminas que en la época era el no va más de la tecnología aplicada. Las más jóvenes hablan de anticonceptivos, formas de poner el condón y poco más. En lo que suele haber bastante acuerdo es en que era algo anecdótico en su itinerario educativo, además de un tanto cutre y más centrado en evitar riesgos que en otra cosa.

Completo esta primera pregunta con esta otra: «según vuestra experiencia docente, ¿cómo es la educación actual en este campo?» A lo que habitualmente, si bien no siempre ni todo el mundo, se responde, tras un breve silencio, afirmando que afortunadamente los ayuntamientos ofrecen este tipo de servicios, así que vienen profesionales de fuera y hablan con la chavalería sobre «el asunto». A la pregunta (reconozco que tramposa) de si llaman también a especialistas de fuera para matemáticas, lengua, inglés… bueno, comienza el debate.

Ha sido una sesión entretenida, divertida por momentos, en la que he intentado, básicamente:

  • Destacar la importancia de la educación en una dimensión tan relevante de la vida humana. Por supuesto ha salido a relucir el consabido «esto tienen que enseñarlo las familias».
  • Sustraer esta educación de la advertencia sobre riesgos que lleva a confundir el sexo con un campo de minas sobre el que habría que andar como de puntillas.
  • Reconocer que vivir en una sociedad patriarcal con una mirada obsesivamente androcéntrica recomienda trabajar sobre el pensamiento crítico para cuestionar estereotipos, mandatos, roles de género… que pueden hacer del encuentro sexual un campo de batalla.
  • Recordar que la educación afectivo-sexual tiene poco que ver con la «fontanería genital» (órganos, conductos, fluidos…), y más con la ternura, el respeto y el placer (mutuo).
  • Insistir en que la clave de esta educación está en el empoderamiento de chicas y chicos mediante el desarrollo de competencias como la empatía, la asertividad o el ya citado pensamiento crítico, entre otras sobre las que ya me extendí en 12 habilidades psicosociales para promover la autogestión y la presencia social.

Dejo aquí la presentación que he utilizado en una sesión breve, pero rica.