Las drogas en Europa: “everywhere, everything, everyone”. ¿Y la prevención?

La foto está tomada en el Mediterráneo el 23 de mayo de 2024

El Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (en breve EU Drugs Agency, EUDA) ha presentado recientemente el Informe Europeo sobre Drogas 2024. Un informe elaborado a partir de la información sobre las drogas ilícitas proporcionada por los países de la UE, Noruega y Turquía.

No voy a entrar a pormenorizar las tendencia de los consumos, para lo que hay información de sobra en el informe. Me centraré en las consecuencias que cabe esperar a partir de un eslogan que sostiene que el consumo de drogas ilícitas impacta directa o indirectamente en todos los ámbitos de la vida social europea, con todo tipo de productos psicoactivos y sobre todas las personas.

¿Qué propone el actual EMCDDA para afrontar un diagnóstico tan elocuente y ante un mercado poderoso que presenta como resiliente? Porque ante una tal valoración solo cabe concluir con una pregunta: más allá de la retórica un tanto sensacionalista del eslogan, ¿qué estamos haciendo mal para que la evolución del objeto de intervención esté lejos de ser la deseada? ¿Qué cambios es preciso introducir en las políticas europeas en la materia?

¿Prevención de calidad?

En lo que me toca, relacionado con la prevención, sostiene el informe la necesidad de fortalecer la prevención basada en la evidencia, para lo que cita el registro de programas evaluados Xchange, la formación en la materia y los estándares de calidad, concretados en las bases establecidas en el Currículum Europeo de Prevención (un currículum que ya tiene una andadura de cinco años, un periodo quizás idóneo para evaluar su alcance y, sobre todo, su utilidad).

El informe señala lo siguiente: «A pesar de la disponibilidad de herramientas de alta calidad para ayudar a identificar programas con probabilidades de ser eficaces, en muchos países sigue habiendo una falta de inversión en labores de prevención del consumo de drogas o queda patente que los recursos no se están utilizando de forma eficiente, al invertir en programas que carecen de pruebas sólidas de eficacia.»

Situación que, posiblemente, revela la distancia sideral existente entre quienes diseñan este tipo de medidas y herramientas, y quienes están llamados a utilizarlas.

Acortar distancias entre teoría y práctica

Puede que las instituciones estén financiando programas que no se sostienen sobre ningún tipo de evidencia científica. Pero puede también que el sistema diseñado para divulgar y fomentar «la buena nueva» de la evidencia corra el riesgo de burocratizarse mientras se mantiene a años luz de las necesidades reales de los equipos técnicos de prevención que operan a pie de calle.

Baste con recordar que, de las decenas y decenas de programas de prevención escolar y familiar que según la última memoria del Plan Nacional sobre Drogas correspondiente a 2022 se estarían aplicando en España, solo 9 están incluidos en Xchange, y de ellos, solo uno obtiene categóricamente la máxima valoración: «beneficioso». Poca cosecha para tanta alharaca.

¿Todos los demás programas son malos o es más bien que quienes los promueven y gestionan no se sienten interpelados por procedimientos que viven como ajenos a su realidad? ¿Esto no habría que evaluarlo también?

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