Pipas: ni les educamos ni les ofrecemos un trabajo decente

Corto PIPAS from Manuela Moreno on Vimeo.

Estoy muy agradecido a Juan F. Berenguer, autor del sugerente blog Trabajar con jóvenes, por llamar mi atención sobre este divertido cortometraje de Manuela Moreno, en su comentario a mi entrada sobre el corto de animación Cuerdas. No había tenido ocasión de verlo y me ha parecido genial. En poco más de 3 minutos y con un humor que por momentos resulta hasta tierno, se refleja el pasado, el presente y acaso el futuro de dos jóvenes que no parecen haber encontrado demasiada motivación en las instituciones (supuestamente) claves de nuestra sociedad: la educación, en particular. Lo que se conoce como ninis, denominación a la que prefiero dar la vuelta: NI hemos sido capaces de ilusionarles por la educación NI lo somos ahora de ofrecerles un trabajo decente. Son las chicas y chicos que «no valen para nada», en conocida expresión de la actual presidenta del Círculo de Empresarios, Mónica de Oriol.

Una educación escasamente significativa

Dos amigas pasan el rato comiendo pipas mientras charlan. Una de ellas sospecha que su novio está liado con otra. La amiga se interesa por saber cómo ha llegado a esa conclusión y… bueno, a partir de aquí se va armando un simpático malentendido. Un equívoco que pone de manifiesto, entre otras cosas:

  • Un déficit de conocimientos básicos quizás irrecuperable, que supone en muchos casos una condena al desempleo crónico y a la exclusión social.
  • La dificultad para que ciertos contenidos educativos interesen mínimamente a chicas y chicos que no acaban de ver en ellos aprendizajes útiles.
  • La resignación vital ante un futuro del que no parecen esperar demasiado, en línea con el No future de Sex Pistols, pero en plan tranquilo (quizás demasiado).
  • La sorpresa, cargada de desdén, porque alguien de su entorno pueda interesarse por la formación.
  • Y la pregunta clave: ¿quién fracasa cuando la escuela no funciona? ¿Cómo consigue la escuela desinteresar a tantas personas con sus propuestas?

¿A la escuela para qué?

¿Cuántas cosas sabrán las dos protagonistas del corto que el sistema educativo no ha sido capaz de identificar, ayudarles a explorar, reforzar…? Esto me recuerda la entrada en el blog de Jaume Funes titulada ¿Y yo por qué demonios tengo que ir al instituto? Pregunta cuya respuesta esta lejos de ser obvia. Me recuerda también El Elemento, de Ken Robinson. La escuela, siempre en crisis, necesita redefinirse para resultar motivadora y cumplir la que quizás sea su función social más relevante: acompañar la socialización de chicas y chicos, radicalmente diferentes entre sí, ofreciendo propuestas individuales, no estandarizadas, que permitan que cada cual explore sus competencias. Sin dejar a nadie en la cuneta de una supuesta meritocracia. De lo contrario, miles de chavales seguirán… comiendo pipas en el Parque de la Nada.

Cartel del cortometraje "Pipas".
Cartel del cortometraje «Pipas» tomado de wemovieblog.