Habilidades psicosociales (2/12): Asertividad

La imagen está tomada de la galería de Marialegria en Flickr.
La imagen está tomada de la galería de Marialegria en Flickr.

Es habitual encontrar una definición negativa de la asertividad. De acuerdo con ella llamaríamos así a la forma de conducta que no es agresiva (no trata de imponerse a otras personas) ni pasiva (no se somete de manera acrítica a dictados ajenos). Se entiende, pero no es suficiente. Voy a intentar hacer una presentación positiva de esta habilidad. Podemos llamar asertiva a una persona cuando, consciente de sus necesidades, derechos e intereses, trata de satisfacerlos respetando a su vez las necesidades, derechos e intereses ajenos. Asertiva es una persona que persigue sus sueños porque se respeta a sí misma, y busca conciliar sus logros con los del resto de personas con las que convive, porque también las respeta. No es una cuestión de firmeza, de aplomo, y mucho menos de soberbia. Es una cuestión de conciliación entre derechos propios y ajenos, para evitar que entren en colisión.

Peco de arrogancia cuando busco imponer mis criterios a las demás personas. Peco de autonegación cuando sacrifico mis derechos. Soy una persona asertiva cuando busco conciliar mis derechos con los ajenos; tanto más asertiva cuanto más me esfuerzo en la búsqueda de este equilibrio. Por eso la asertividad no es solo un modo de conducta, ya que sin valores morales que lo orienten el comportamiento, digamos «echado p’alante», puede no ser más que una forma de desprecio rayana en la sociopatía. La asertividad no es, por lo tanto, una armadura con la que defenderse de las presiones ajenas. Ni un arma con la que imponer tus criterios al resto. Es, más bien y sobre todo, un estilo de relación que busca la satisfacción equilibrada de los derechos, necesidades e intereses de las personas en interacción.

Bien, se me dirá, ¿y qué pasa cuando no queda más remedio que «pararle los pies» a alguien que está yendo más allá de lo aceptable? También en situaciones delicadas el estilo de conducta asertivo se diferencia de otras formas de actuar. La persona asertiva es consciente, razonable, responsable, … No busca enfrentamientos, pero tampoco los rehuye, aunque valorando en todo momento hasta dónde merece la pena llegar. No permite que su agenda la marquen otras personas, no se deja avasallar, no admite el desprecio, la arrogancia burlona, la descalificación… Reclama reconocimiento, respeto, aceptación… Que no quiere decir que espere que todo el mundo le de la razón. Quiere decir que, del mismo modo que respeta los derechos de las personas con las que convive, exige que también los suyos sean respetados. Equilibrio,armonía, serenidad, y también firmeza, aplomo, claridad. Rasgos definitorios de la asertividad bien entendida.

Dejo la animación «El puente», de Ting Tey, que presenta algunas imágenes sobre los riesgos para la convivencia y el bienestar personal de un exceso o defecto de asertividad.

 

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