Prevención universal del abuso de drogas: ¿una hipérbole?

La foto se titula DRUGS y pertenece a la galería de Baptiste Pons en Flickr.
La foto se titula DRUGS y pertenece a la galería de Baptiste Pons en Flickr.

Del conjunto de actuaciones que integran una política pública sobre drogas, llamamos prevención universal a aquella que se dirige al conjunto de la población, sin distingos relativos a factores de riesgo más o menos evidentes. Parte de una presunción razonable: puesto que más pronto que tarde cualquier adolescente tendrá que decidir cómo se relaciona con las drogas, mejor que decida de forma inteligente. ¿Qué quiere decir esto? Para mí inteligente quiere decir: informada, autónoma y responsable. Informada en el sentido de disponer de un saber objetivo que le permita imaginar lo que puede esperar del consumo de las sustancias habituales en su entorno, sin menospreciar los riesgos que puedan derivarse en función de variables como la edad, las mezclas, las conductas realizadas bajo los efectos de las drogas, etc. Autónoma en el sentido de que, a pesar de la relevancia del grupo a esta edad (y a otras, dependiendo de la cultura), pueda adoptar y mantener posturas personales. Responsable en el sentido al que alude el kantiano “imperativo categórico”.

¿Es universal la prevención universal?

Supongamos ahora que estamos en condiciones de medir qué porcentaje del alumnado español participa en programas de prevención universal. ¿Que es mucho suponer? De acuerdo, pero hagamos un esfuerzo de imaginación. Primero habrá que consensuar qué entendemos por “participar en un programa de prevención universal”. Quizás podríamos convenir en que se ha tomado parte en un programa de prevención si se dan, como mínimo, estas circunstancias:

  • durante al menos un curso escolar,
  • se ha participado en las actividades de corte interactivo,
  • de un programa basado en la evidencia,
  • que ha mostrado resultados positivos en evaluaciones rigurosas.

¿De acuerdo? Bien, pues ahí va la pregunta: ¿qué porcentaje del alumnado español ha participado durante el último curso escolar terminado (2014-15) en prevención universal entendida de acuerdo con los criterios señalados? A ciencia cierta, no lo sabe nadie. Veamos, por lo tanto, qué dice la última memoria publicada por la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas (DGPNSD) que pretende recoger datos globales. Según esta memoria, correspondiente a 2013, participaron en alguno de los «programas estructurados» de prevención (de los que la propia memoria dice que hay «más de 100») 800.853 escolares, la cifra más baja desde 2008, año en el que la participación ascendió a 1.600.821. ¿Qué porcentaje representa este dato sobre el total? Veamos qué dice el Instituto Nacional de Estadística. Según el Ministerio de Educación, el alumnado español de educación obligatoria (Infantil, EPO y ESO) asciende a 6.616.736 personas. Por lo tanto, de acuerdo con los datos publicados por la DGPNSD, en 2013 participaron en programas de prevención universal el 12% de la población española escolarizada. Sin entrar a valorar la calidad de esa participación, sobre la que no hay datos, parece a todas luces un porcentaje escaso.

Si partimos de la premisa de que este momento de la prevención debe ser universal y en la práctica solo llega al 12%, como mucho y en condiciones cualitativamente imposibles de analizar. Si, además, quienes participan no lo hacen debido a otra razón que la motivación de los equipos técnicos responsables y el profesorado, alguna situación relacionada con las drogas vivida en el centro o la pura casualidad, el panorama no es muy alentador.

Una última pregunta: ¿esto tiene solución?

9 comentarios en “Prevención universal del abuso de drogas: ¿una hipérbole?”

  1. ja!!! hipérbole, oxímoron … para cuando «perifrástica» ???? muacs!

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  2. Corto, directo y al grano. Mi respuesta a tu pregunta es, lógicamente, así no. Y a partir de tu pregunta saldrían algunas más que dejarían en mal lugar al tipo de políticas que se aplican, si es que se aplica alguna. La pena es que desde aquellos lejanos lugares en la Comisión de Drogas del Consejo de la Juventud de España por 1990 donde empecé a interesarme por estos temas parece que no hemos cambiado mucho y los partidos tampoco están más interesados que en Campañas dispersas, reacción a golpe de titular de prensa y la buena voluntad de muchos profesionales que se creen lo que hacen. Personalmente, estoy cansado del tema, viendo buenos proyectos, buenas iniciativas con participación de la población joven pero todo de forma local, sin apenas visualización y, por supuesto, nada estructural. Por tanto, la única respuesta posible es que todo esto les importa un carajo.
    Buen post que sería aplicable a otras tantas cuestiones: ¿Se puede hacer política de juventud sin política de juventud? ¿Se puede promocionar la participación sin participación? Nada, hagamos un par de spot televisivos y hasta la próxima campaña.

    1. Gracias, Juan, por tu comentario. Desde luego queda mucho por hacer. Como en tantos otros campos como los que señalas. Igual algún día lo vemos, aunque no se yo. Merece la pena en todo caso intentar visibilizar algunas buenas prácticas 🙂

  3. Pienso que la prevención universal es como matar moscas a cañonazos. La mayoría de las drogas ilegales, con la excepción del cannabis -y, mucho más lejos, la cocaína- tienen prevalencias mínimas. No tiene sentido hablar a toda una clase del Éxtasis cuando el 99,1% de los alumnos no va a tomarlo a lo largo de un año (ESTUDES 2014) Y los que vayan a consumirlo, quizás unos años más tarde, necesitan información de reducción de riesgos, no la basura que se les suele ofrecer, por lo general, redactada por completos analfabetos. Si los docentes no están informados, mal van a informar a nadie.

    1. En general creo que la prevención, sobre todo escolar, debe centrarse en sustancias como alcohol, tabaco, psicofármacos y cannabis. Respecto a las demás, coincido con lo que señalas. En cuanto al profesorado, es cierto que no suele tener la formación necesaria para asumir este tipo de procesos. Y no solo porque sepa más o menos sobre drogas, sino porque su formación sobre la adolescencia, las dinámicas grupales y algunos otros asuntos relevantes para la prevención, no es precisamente lo que más se cuida. Una de las limitaciones de la prevención universal más difíciles de resolver, me temo.

  4. El pofesorado no tiene información precisa, rigurosa y útil porque las fuentes de donde viene son cenagosas. Una comparación entre los materiales informativos que ofrece Energy Control en su página web y la que pueden dar las instituciones o las organizaciones asistenciales bastaría para ver el abismo que hay entre conocimiento y propagación de mitologías varias. Claro que para discriminar hay que saber, y lo que se difunde habitualmente son todo tipo de mitologías, con o sin ánimo disuasorio.

    1. Sí, aunque también tendrían que educar para el desarrollo de competencias sociales, y por cómo está montado el sistema educativo tampoco es una de sus fortalezas. A mi modo de ver, esto explica en buena medida su interés escaso y menguante.

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